jueves, 29 de octubre de 2009

Preparación física para los deportes de resistencia de montaña I

A la vista del cada vez mayor número de practicantes de actividades en el medio natural, ya sea desde un punto de vista puramente recreativo (excursiones “familiares” de una jornada, travesías con desnivel medio o bajo…), o desde otro más deportivo (ascensiones en tiempos “record” por rutas técnicas y a veces comprometidas, raids de montaña…), los deportistas de montaña, término en el que incluimos a tan heterogéneo conjunto de personas, tienen una característica común: todos ellos deberían realizar una preparación física en consonancia con la envergadura de sus objetivos en el “monte”. Esta primera entrega puede considerarse como una base común para todos aquellos que se acerquen a la montaña a practicar cualquier tipo de actividad, que posteriormente irá desglosándose según esta sea más aeróbica, más técnica, más atlética…alpinismo, esquí de travesía, escalada, etc…
Ésta es la base común que debería tener (y entender) desde un senderista hasta un escalador de grado.Como bien dice Pedro, al monte hay que ir preparado físicamente. Parece haber una cierta corriente de opinión que dice que los machacas deben entrenar, y el resto que hacen cosas normales no, porque la misma actividad les prepara, y forzando se consiguen las cosas. Pero esto es un gran error por un simple motivo de seguridad. Como Pedro dice: “existen otras razones por las que prepararse de forma adecuada; una de ellas es fundamental: la seguridad; al tratarse de actividades de larga duración, la convivencia con la fatiga es algo natural, algo a lo que si no se está habituado, puede crearnos algún problema al tener que realizar un descenso complicado, o algún paso delicado… , es decir, cuando la ejecución técnica se complica, es posible que no podamos dar una respuesta adecuada por ese estado de fatiga, comprometiendo nuestra integridad física….Otro motivo importante, sobre todo para los no tan “machacas”, es el de poder disfrutar del espectáculo que nos brinda la montaña, de sus parajes, sus sonidos, en definitiva, de toda su belleza, y para ello no hay nada como estar en plenitud de facultades, ya que no es lo mismo “arrastrarse” en una excursión de 6 horas que ir disfrutando toda una mañana del encanto de los parajes que recorremos.”
¿Qué son los deportes de montaña?
Cuando hablamos de ellos, numerosas prácticas invaden nuestra mente: esquí en todas sus variedades, BTT, senderismo, alpinismo, escalada… Sin entrar en cuestiones etiológicas, los deportes de montaña estarían enmarcados en el conjunto de actividades que se practican en el medio natural, pero en un paraje concreto y que tiende a la verticalidad, la montaña.
Comúnmente, se habla de deportes de montaña como simplificación del conjunto de deportes de resistencia de larga duración que se practican en la montaña; por tanto, las actividades a que me referiré en este artículo irán desde las excursiones de alta montaña invernal a pie, con raquetas o esquís, hasta escaladas de baja dificultad o excursiones por media montaña, por tener todas ellas unos requisitos a nivel físico bastante comunes.
¿Es necesario prepararse físicamente para realizar deportes de montaña?
La motivación para dedicar tiempo a entrenarse para realizar deportes de montaña variará según la persona. Aquel que se dedique a competir, o que sin participar en competiciones “oficiales”, le guste realizar actividades de montaña buscando siempre un rendimiento óptimo, necesitará dedicar bastante tiempo y disciplina para alcanzar y mantener, el mayor tiempo posible, un alto nivel de rendimiento.

Sin embargo, dado el contexto en el que se llevan a cabo estos deportes, existen otras razones por las que prepararse de forma adecuada; una de ellas es fundamental: la seguridad; al tratarse de actividades de larga duración, la convivencia con la fatiga es algo natural, algo a lo que si no se está habituado, puede crearnos algún problema al tener que realizar un descenso complicado, o algún paso delicado… , es decir, cuando la ejecución técnica se complica, es posible que no podamos dar una respuesta adecuada por ese estado de fatiga, comprometiendo nuestra integridad física….
También es importante saber que nuestro nivel físico está capacitado sobradamente para llevar a cabo la empresa en la que se embarca, algo que nos da confianza y por tanto, mayor seguridad, pues la montaña es un medio en el que los cambios son muy bruscos y frecuentes, con la variabilidad en las temperaturas y resto de factores que ello conlleva (nieblas repentinas, nevadas, ventiscas...)que pueden complicar en cierta medida la actividad inicialmente prevista.
Otro motivo importante, sobre todo para los no tan “machacas”, es el de poder disfrutar del espectáculo que nos brinda la montaña, de sus parajes, sus sonidos, en definitiva, de toda su belleza, y para ello no hay nada como estar en plenitud de facultades, ya que no es lo mismo “arrastrarse” en una excursión de 6 horas que ir disfrutando toda una mañana del encanto de los parajes que recorremos.
Factores relevantes de los deportes de montaña.
Desde el punto de vista fisiológico…Los deportes de montaña se caracterizan por desarrollarse, principalmente, gracias a la energía que obtenemos mediante la degradación aeróbica (con intervención de moléculas de oxígeno en las células musculares) de diferentes sustratos presentes en nuestro organismo (glúcidos, grasas y proteínas en algunos casos). Este fenómeno ocurre por dos motivos interrelacionados:la intensidad de las actividades que llevamos a cabo, de forma global, es relativamente baja, y no requiere por parte del organismo la producción de energía a una velocidad excesiva, por lo que la fuente aeróbica de producción de energía es suficiente para acometer esta demanda. la duración de este tipo de actividades suele ser alta o muy alta, siendo la fuente aeróbica de energía la que durante más tiempo y en mayor cantidad puede proporcionarla.
Se evidencia de todo lo anterior la importancia que deberá tener en nuestros entrenamientos todo el trabajo de tipo aeróbico, al ser el metabolismo preponderante en los deportes de montaña, aunque esto no quiere decir que los tipos de trabajo orientados a la mejora de las cualidades ligadas al metabolismo anaeróbico (producción de energía sin intervención del oxígeno en las células musculares) deban ser olvidadas, ya que también los usamos, aunque eso si, en menor medida y normalmente en situaciones puntuales.
No obstante, una mejora sustancial del rendimiento para estos deportes pasará inexorablemente por el trabajo, en momentos concretos de la temporada, de ejercicios a una intensidad tal que se soliciten los mecanismos anaeróbicos de producción de ATP (moneda de cambio energética del organismo) lo que, además, supondrá un estímulo distinto e introducirá variedad en los entrenamientos.

La energía que usa el organismo proviene siempre de ambos metabolismos, aeróbico y anaeróbico, pero existe un parámetro fisiológico que determina cuando está actuando preferentemente uno u otro: el umbral anaeróbico o umbral láctico. Este concepto, umbral, nos evoca rápidamente un límite, una barrera, y resulta muy ilustrativo imaginarlo de este modo, pues se trata del punto ó la intensidad de trabajo límite a partir de la cual el ejercicio o actividad que se está realizando pasa a tener un componente más anaeróbico que aeróbico, es decir, se está produciendo más energía sin oxígeno que con él en las células musculares.

Este hecho tiene un inconveniente, y es que si se continúa trabajando a esa intensidad o superior durante varios segundos, se genera un metabolito, el ácido láctico, en proporciones mayores de las “soportables” por el organismo (entendiendo en este caso por soportable la cantidad que se puede eliminar al mismo ritmo al que se produce), lo que crea unas condiciones de trabajo a partir de ese momento “peculiares”.

El ácido láctico, que se genera SIEMPRE en el organismo (incluso en condiciones de reposo) no se elimina fuera del cuerpo, sino que es un sustrato que cuando se produce en cantidad tal que estaría por debajo de ese umbral o barrera (que es individual y varía con el entrenamiento), circula por el torrente sanguíneo hacia zonas donde es utilizado de nuevo como combustible para producir energía (sobre todo en el miocardio). Sin embargo, cuando su producción supera esa “barrera” y, por tanto, es mayor que lo que se puede llegar a “eliminar”, se va acumulando en las células musculares, lo que varía el PH del medio intercelular (lo hace más ácido), inhibiendo de esta forma la acción de una serie de enzimas (fosfofructokinasa, etc…) esenciales para la producción de energía (ATPs) en las células musculares, por lo que, poco a poco, la calidad de las contracciones va disminuyendo y, si la intensidad del ejercicio no se reduce, llega un punto en el que ya no se produce la contracción muscular, y debemos detener obligatoriamente el ejercicio.Este concepto es algo complicado, pero baste con que tengamos esa idea barrera o umbral de intensidad de trabajo por encima de la cual no vamos a poder aguantar mucho tiempo. No obstante, su utilidad para el entrenamiento es capital, y el conocimiento de “dónde” la tenemos cada uno, nos facilitará la tarea a la hora de programar el entrenamiento (nota).

NOTA:El umbral anaeróbico es el parámetro fundamental para la predicción del rendimiento en las especialidades deportivas de resistencia de larga duración, como es el caso de los deportes de montaña, en los que los esfuerzos siempre son de duración superior a los 30´. Para esfuerzos de hasta 10´, el parámetro fisiológico VO2 Máx (definido como el consumo máximo de oxígeno o el mayor volumen de oxígeno que el organismo es capaz de captar, transportar y utilizar en las células musculares para la producción de energía) si que resulta relevante como indicador del rendimiento potencial, aunque también es necesario un alto valor del mismo como base para un mayor desarrollo potencial del umbral anaeróbico individual.

Su determinación se puede realizar de muchas formas, a través mediciones directas (concentración de lactato en sangre) o indirectas (frecuencia cardiaca, análisis de saliva, umbrales ventilatorios…), ya sean mediante pruebas en laboratorio o de campo, pero siempre apoyándose en la realización de test de ejercicio cíclico incremental.Cuando hayamos el umbral anaeróbico en una de estas pruebas, se suelen valorar más parámetros fisiológicos a su vez, y entre ellos la frecuencia cardiaca (FC, en ppm), dato que es el verdaderamente significativo para su aplicación en el entrenamiento.El lector verdaderamente interesado en llevar a cabo un entrenamiento adecuado, debería realizar una prueba de este tipo (en muchos centros de medicina deportiva se puede solicitar, algo que sería recomendable junto con un buen reconocimiento médico general, antes de comenzar cualquier programa de entrenamiento), y además, hacerlo de forma periódica (cada año aproximadamente), pues las adaptaciones producidas por el entrenamiento de resistencia variarán su umbral anaeróbico, elevándolo de forma que podrá trabajar a intensidades más altas sin llegar todavía a la intensidad de umbral, lo que se traduce en un aumento evidente del rendimiento.

Por el contrario, el practicante ocasional o recreativo de los deportes de montaña no necesita un control de este tipo, pues la inexistencia por su parte de una búsqueda del rendimiento como objetivo principal, le hará trabajar siempre a intensidades menores a las del umbral anaeróbico.Desde un prisma biomecánico….

Los deportes de montaña están basados en adaptaciones de la carrera y de la marcha a las características del medio para avanzar en él, pues se utilizará material específico o no (esquís, raquetas….) dependiendo de la situación.Por tanto, y sin entrar en las variantes técnicas que influirán, en cierto grado, en la mayor solicitación de unos grupos musculares u otros, en general podemos hablar de una mayor importancia de la musculaturadel tren inferior (psoas ilíaco, gluteos, isquiotibiales, cuadriceps, abductores, aductores, gemelos, sóleos, tibiales…) sobre la del tren superior, aunque también se deberá trabajar para reforzar la musculatura postural (abdominales, lumbares…) y, en el caso que los deportes que se practiquen impliquen el uso de bastones (esquí de travesía, de fondo, senderismo con bastones, etc…) la musculatura que interviene en la impulsión con el mismo (dorsal, trapecio, tríceps…).

http://www.senderoxtrem.com/foro/index.php?topic=258.0

No hay comentarios: